El freno de mano emocional: cuando tus hormonas te convierten en títere
Amanecer con cara de doberman 🐾
Hoy amanecí con la mandíbula apretada, el ceño fruncido y esa mecha interna encendida, lista para explotar por cualquier cosa.
¿Te ha pasado?
Quizá no lo dices, pero lo sientes: “Hoy no me soporto ni yo misma”.
Y ahí estás, tomando tus gotitas de pasiflora, respirando profundo, tratando de disimular el volcán que hierve por dentro. Porque lo sabes: nadie tiene por qué aguantar tu mal humor. Pero mientras sonríes por fuera, por dentro sientes que estás subiendo una y otra vez el freno de mano para que no se te escape el monstruo emocional.
Es un ejercicio agotador. Un pulso invisible entre tu ego, tus nervios y tu sistema hormonal.
No eres “así”, tu química interna está hablando 🧠⚡
Vivimos en una cultura que nos vende la idea de que “ser fuerte” es no pedir ayuda, “ser directa” es herir y “ser intensa” es normalizar el volcán interno.
Pero la verdad es que no eres “así”.
Hay algo más profundo sucediendo: tus hormonas, tus neurotransmisores y tu sistema nervioso cambian radicalmente en la perimenopausia y postmenopausia.
El estrógeno baja y con él disminuye la serotonina, nuestra “hormona de la calma”.
La progesterona fluctúa, generando hipersensibilidad emocional.
El cortisol sube, poniéndote en modo alerta aunque no haya peligro real.
Y el sistema nervioso autónomo entra en estado reactivo: cualquier cosa puede disparar una respuesta desproporcionada.
No es debilidad. No es que seas “mala persona”. Es que tu cuerpo está gritando cambios profundos y tú sigues intentando controlarlo todo con fuerza de voluntad.
El precio de “así soy yo” 🩹
Cuando no nos damos cuenta de estos procesos, caemos en trampas sutiles:
“Yo soy así.”
“Soy una mujer fuerte, la gente debe aceptarme.”
Pero no. Ser “fuerte” no es gritar, herir o imponer. Eso solo convierte a nuestras hormonas en titiriteras y a nuestro ego en cómplice silencioso.
Y mientras justificamos, vamos dejando heridas en otros corazones… en nuestras parejas, hijos, colegas, amigas. Y lo más duro: también herimos al nuestro.
La llave del autodominio 🔑✨
El autodominio no es represión.
No se trata de tragarte lo que sientes ni de fingir que nada pasa. Se trata de reconocer qué parte de ti está hablando:
¿Eres tú?
¿Es tu sistema nervioso sobreestimulado?
¿Es tu ego queriendo tener la razón?
La próxima vez que sientas que el monstruo quiere salir:
Ponle nombre a la emoción: “Esto es rabia. No soy yo, es mi sistema nervioso.”
Respira profundo. Literalmente activa tu nervio vago y dale un mensaje de calma a tu cuerpo.
Recuerda tu propósito: no dañarás corazones solo porque hoy arde tu volcán interno.
Repite mentalmente tu mantra:
“Mis hormonas no me definen. Yo decido mi respuesta.”
La verdad incómoda que libera 🌿
Estar en postmenopausia no te convierte en un títere… a menos que vivas en automático.
Disimular puede ser desgastante, sí. Pero aprender a entenderte y cuidarte es un acto de amor propio… y de amor hacia quienes te rodean.
“No le hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti.”
Eso incluye tus palabras, tus gestos, tus silencios.
No es debilidad. Es sabiduría.
Y es aquí donde comienza tu verdadera fuerza: tomando las riendas, incluso cuando el cuerpo te empuja en otra dirección.
Si sientes que últimamente tu “freno de mano emocional” está todo el día arriba, no estás sola.
En mi newsletter BeTruth te comparto claves, ejercicios y mantras para entenderte, calmar tu sistema nervioso y recuperar tu poder interior.
Suscríbete gratis aquí 👉 BeTruth tu carta semanal