Cistitis hormonal: cuando la raíz está en tu intestino
La cistitis es una inflamación de la vejiga que muchas mujeres asocian con infecciones puntuales o con el acto sexual. Sin embargo, en perimenopausia y menopausia, un tipo específico de cistitis tiene un origen más profundo y silencioso: los cambios hormonales que afectan las mucosas y la microbiota.
1. ¿Por qué los estrógenos son clave?
Durante la etapa fértil, los estrógenos mantienen las mucosas de la uretra, la vejiga y la vagina gruesas, elásticas y bien hidratadas.
Cuando estos niveles bajan:
Las mucosas se vuelven más finas y permeables.
El pH vaginal se vuelve más alcalino, perdiendo parte de su capacidad defensiva.
Disminuye la presencia de lactobacilos protectores.
Este escenario facilita que bacterias, especialmente Escherichia coli, tengan un acceso más fácil al tracto urinario.
2. El intestino: el invitado inesperado
En muchas mujeres, la fuente real de las bacterias no es la vejiga ni la vagina, sino el intestino.
La E. coli y otras bacterias intestinales viven normalmente en el colon.
En caso de disbiosis, sobrecrecimiento bacteriano o permeabilidad intestinal, es más fácil que migren a la zona uretral por cercanía anatómica.
El estreñimiento agrava el riesgo, al mantener bacterias cerca por más tiempo.
3. Por qué los antibióticos no siempre resuelven
Un tratamiento antibiótico puede eliminar la infección aguda, pero si el problema intestinal persiste, las recurrencias son muy probables.
Además, el uso repetido de antibióticos puede dañar aún más la microbiota intestinal y vaginal, creando un círculo vicioso.
4. Cómo abordar la cistitis hormonal desde la raíz
Restaurar el equilibrio intestinal:
Dieta antiinflamatoria y rica en fibra.
Probióticos orales (y, según el caso, vaginales).
Hidratación suficiente.
Tratar el estreñimiento de forma natural.
Cuidar las mucosas locales:
Hidratantes vaginales y uretrales con ácido hialurónico.
Estriol local si está indicado por el médico.
Prevenir recaídas:
Orinar después de relaciones sexuales.
Evitar irritantes como cafeína, alcohol y comidas muy picantes.
5. Más allá de la cistitis: no ignores tu zona V
La perimenopausia y la menopausia también son momentos de mayor riesgo para afecciones como el liquen escleroso, una enfermedad inflamatoria crónica de la piel vulvar que, si no se trata, puede causar cicatrices y dolor.
El mensaje es claro: no normalices la picazón, el ardor o los cambios en la piel de tu zona íntima.
Conclusión:
La cistitis en la menopausia no siempre es una cuestión de higiene o relaciones sexuales. Muchas veces es el reflejo de un intestino desequilibrado y de mucosas frágiles por déficit hormonal.
Escuchar a tu cuerpo y actuar desde la raíz puede ahorrarte años de molestias recurrentes.
Este artículo ha sido escrito con la intención de educar e informar. Siempre debes asistir a tu médico.